LOS RIESGOS
DE DORMIR DEMASIADO
El sueño es una parte fundamental de la vida humana. Para gozar de buena salud se recomienda
dormir lo suficiente, según la actividad que se realiza durante la vigilia, la
edad e incluso el género de cada persona; aunque en general, se recomiendan
aproximadamente ocho horas de sueño, la clave para mantener una buena rutina de
sueño (adecuado en cantidad y calidad) está en mantener un balance entre los
períodos de actividad y los de descanso durante el día. Se sabe que la falta de
sueño puede tener terribles consecuencias para la salud, pero dormir en exceso
también genera riesgos para la salud.
El exceso de sueño tiene, entre otros efectos,
la somnolencia (sensación que durante el día se cierran los ojos sin poder
controlarlo): el problema se acentúa cuando empieza a rendir menos en sus
actividades personales y laborales cotidianas.
A partir de una reciente investigación hecha
por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) se ha
vinculado la falta de sueño (seis horas o menos) y el exceso de sueño (10 horas
o más) con enfermedades crónicas como la diabetes, la ansiedad, la obesidad y
la enfermedad coronaria en adultos mayores de 45 años.
BENEFICIOS DEL
DESCANSO NOCTURNO
El sueño no sólo es beneficioso, es
imprescindible. Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo. Por algo será. Una
persona que viva 90 años habrá dedicado 30 a dormir. Lejos de lo que pueda
parecer, esto no es, ni mucho menos, una pérdida de tiempo: esta persona habrá
necesitado dormir esos 30 años para poder vivir los otros 60.
El descanso nocturno es mucho más importante de
lo que parece. Durante la noche, el organismo libera hormonas que nos ayudan a
mantener el bienestar a lo largo del día y que se convierten en aliadas de
nuestra salud y también de nuestra belleza.
La mejor manera de almacenar una nueva información es dormir durante dos
horas, dentro de las cinco siguientes al aprendizaje, según estudios de la
Universidad de Pensilvania.
Durante el tiempo del sueño el cuerpo no sólo
se recupera de todo el esfuerzo llevado a cabo durante el día, ya que por la
noche los músculos se relajan y la actividad cardiaca disminuye al máximo, por
lo que es el momento en el que el corazón descansará de la actividad cotidiana;
además existen otros procesos corporales, como la producción de ciertas
hormonas, que suceden exclusivamente durante la noche y en ausencia de luz. Al mismo tiempo, el correcto funcionamiento y
equilibrio de estos procesos fisiológicos tiene efectos en la salud general del
cuerpo. Esto es lo que hace que mantener las horas de sueño sea una buena forma
de evitar patologías y síntomas, (como las enfermedades cardiovasculares),
controlar el apetito y regular el peso corporal.
Pero no todas las horas de sueño son iguales ni
inciden en el organismo del mismo modo. Mientras dormimos pasamos por varias
etapas, que se van repitiendo a lo largo de toda la noche. Las primeras, las
fases 1 y 2, nos regalan un sueño ligero en el que la musculatura se relaja; la
presión arterial, la frecuencia cardiaca y la respiratoria descienden, y se
registra una menor actividad cerebral. En las fases 3 y 4, el sueño es
profundo, las ondas cerebrales son muy lentas (se llaman ondas delta). Otra
fase, la denominada REM, que se caracteriza por el movimiento rápido de los
ojos (en inglés, Rapid Eye Movement), es en la que se registra un alto nivel de
actividad cerebral, en contraste con la gran relajación muscular. En esta fase
se producen la mayoría de los sueños que solemos recordar.
Lograr una buena rutina de sueño tiene sus
ventajas, específicamente en nuestro cerebro, que mientras dormimos efectúa
algunas cosas que son beneficiosas para nosotros por encima del hecho mismo de
otorgarnos un descanso.
A continuación, una serie de cosas que pasan en
tu cuerpo mientras duermes:
EL CEREBRO TRABAJA Y
SE CUIDA
Al dormir el cerebro continúa trabajando de
forma continua; las neuronas se activan en sincronía para procesar la
información obtenida durante el día. Las células formadoras de mielina aumentan
su reproducción facilitando la "reparación" del cerebro.
EL CUERPO SE
DESINTOXICA
Al dormir el cerebro activa los mecanismos para
limpiar los residuos nocivos acumulados durante la vigilia, y que se eliminan
por medio del sistema linfático, el cual se activa más durante las horas de
sueño.
SE CONSOLIDAN LOS
RECUERDOS Y SE APRENDE
De acuerdo con investigaciones de la
Universidad de California (UCLA) al dormir se activan las mismas regiones
cerebrales que se activan al recordar algo; esto permite que, al dormir, el
cerebro comprenda y consolide la información y aprendizaje de las actividades
motoras.
FABRICAMOS MÚSCULO
Mientras dormimos, al estar tumbados, el
organismo descansa más. La posición horizontal facilita que las articulaciones
soporten menos peso que durante el día y que los músculos se liberen de la
tensión, se relajen y se regeneren. Durante el sueño profundo, en las fases 3 y
4, el organismo segrega la hormona del crecimiento, que resulta muy importante
para la regeneración muscular, afirman especialistas en el tema. Esta hormona
resulta imprescindible para los niños, razón por la que su descanso nocturno
(o, en el caso de los bebés, a lo largo del día) debe ser dilatado y muy
profundo.
No sólo es necesario descansar bien por la
noche; una buena siesta puede ser también muy reparadora. Eso sí, aclaran que
la siesta no debe sustituir, en ningún caso, al sueño nocturno.
EL CUERPO SE SANA
Durante el sueño una sustancia llamada
interleucina se libera en mayor medida. La interleucina promueve la producción
de anticuerpos y estimula el sistema inmunitario. Un sueño reparador ayuda a que nuestro
sistema inmunitario se fortalezca. También, el sistema circulatorio se
beneficia durante el sueño, pues al descender la presión arterial, el corazón
necesita realizar menos esfuerzo para bombear sangre a todo el sistema
circulatorio. Al disminuir el gasto de energía, el metabolismo también puede
reponerse con mayor facilidad. Por ello, cuando estamos enfermos, la
recomendación de dormir más horas resulta casi indispensable para que nuestro
organismo se recupere. Y es que un sueño reparador ayuda a que nuestro sistema
inmunitario se fortalezca. Al dormir bien se mantiene un equilibrio general en
todo el organismo. Por el contrario, si no descansamos correctamente, el
sistema inmunitario se ve afectado y nos volvemos más vulnerables a
determinadas enfermedades, como las infecciones por virus.
MEJORA LA VISTA
La vista es otra de las grandes beneficiadas
tras un sueño reparador. La falta de sueño provoca alteraciones en la película
lagrimal que debe proteger la córnea, además de las antiestéticas ojeras. Las
personas con tendencia a la retención de líquidos o bolsas grasas pueden tener
un empeoramiento en periodos de descanso inadecuado. Los cosméticos para usar
por la noche se basan en el hecho de que, durante el sueño, las células se
regeneran más deprisa y la piel asimila mejor los activos nutritivos.
DORMIR NOS HACE MÁS
BELL@S
Durante el sueño, el proceso de regeneración de
las células se intensifica, la circulación sanguínea es más fluida y la piel
asimila mejor los activos de los cosméticos nutritivos. Las hormonas que se
producen en la fase de sueño consiguen que las células se dividan más deprisa,
con lo que mejora la regeneración de la epidermis. Además, la síntesis de
proteínas se incrementa y la piel recibe mucha más sangre y nutrientes. A pesar
de que este proceso se ralentiza a partir de los 25 años, la piel es muy
receptiva a las sustancias externas (como la acción de los tratamientos de
belleza) mientras uno duerme.
CONSECUENCIAS
DE DORMIR DEMASIADO
Es importante controlar las horas que dedicamos
a dormir, ya que de nada sirve dormir demasiado, pues no es mejor para la
salud, sino que nos afectará más de lo que pensamos en nuestro día a día.
Dormir las horas justas para conseguir un perfecto descanso nos permite
funcionar correctamente a lo largo del día y ayuda mantener un mejor estado de
salud.
Pero todo es bueno en su justa medida, ya que
dormir demasiadas horas tarde o temprano pasa factura. Los riesgos de morir a
una temprana edad aumentan considerablemente para aquellas personas con régimen
de sueño superior a las 8 o 9 horas diarias. Dormir durante períodos demasiado
prolongados de tiempo disminuye la calidad de vida: puede tener peores
consecuencias que no dormir suficiente. De hecho, el exceso de sueño,
representa un mayor riesgo de mortalidad de origen cardiovascular; hasta 5
veces más posibilidades de sufrir hipertensión. Las siestas prolongadas (de más
de una hora) podrían ser síntoma de enfermedad del sueño.
Además, el sueño excesivo minimiza la capacidad
de respuesta del cuerpo, a lo largo del día. Como el sueño hace que la
circulación y la actividad cardiaca se ralenticen, al prolongar
indebidamente las horas de sueño, el
cuerpo se relaje en exceso, los biorritmos bajan y la velocidad metabólica
también, por lo que el organismo se
vuelve más lento, y aumenta la sensación de no haber descansado suficiente a
pesar de las largas horas de sueño, lo que conlleva una menor capacidad de
respuesta ya que nuestra circulación es más lenta y por lo tanto la cantidad de
sangre que recibe el cerebro es menor. Esta situación hace que nos sintamos
decaídos ,con una sensación de cansancio generalizado- perpetuo y con menos ganas de afrontar el día
a día, ya que nuestro cuerpo apenas se ha repuesto de tanto tiempo de sueño.
Son varios los estudios que han encontrado
relación entre los “dormilones” y una alta incidencia de tabaquismo o
alcoholismo, sedentarismo o enfermedades cardiovasculares o inflamatorias.
Recientes publicaciones sugieren que la
inflamación podría estar relacionada con una duración excesiva del sueño y, por
tanto, con una mayor probabilidad de sufrir patologías por esta causa. Las
investigaciones concluyen que cada hora adicional de sueño se asocia con un
aumento de niveles de proteínas y mediadores que intervienen en los procesos
inflamatorios y autoinmunes. Éstas son consideradas como las patologías más
desconocidas en medicina.
El 90 por ciento de las personas que tienen
esta “patología” (dormir excesivamente) no lo saben o incluso lo niegan. Ahí
está el principal problema porque el que no duerme bien suele consultar al
médico, pero el que se queda dormido no lo percibe como tal patología y, por lo
tanto, no acude al especialista. De esta manera está ocultando una de las
múltiples causas de la falta de calidad o cantidad óptimas del sueño, ya sea
por un trastorno primario de sueño (como insomnio, narcolepsia o parasomnias) o
por causas secundarias muy frecuentes como los trastornos respiratorios del
sueño (como el síndrome de apnea-hipopnea del sueño), alteraciones hormonales,
las enfermedades neurodegenerativas (como el Parkinson y el Alzheimer) o,
simplemente, el uso de algunos fármacos.
El exceso de sueño cotidiano puede llegar a ser
incapacitante: despidos, problemas familiares y de pareja, dificultades de
aprendizaje y concentración durante la etapa escolar, exclusión social,
repercusiones físicas y psíquicas, etc.
En cualquier caso, el sueño excesivo provoca, por regla general, graves
consecuencias en la actividad social, laboral y personal. Los accidentes de
tráfico son 7 veces más frecuentes y más graves entre personas que duermen
excesivamente y además presentan síntomas alternos como la apnea, con lo que
también aumenta el riesgo de muerte.
Estos son sólo algunos delos problemas de salud
que te puede generar el dormir más de la cuenta:
DIABETES. Un reciente estudio demostró que las personas
que duermen más de ocho horas al día tienen el doble de posibilidades de
contraer diabetes del tipo 2.
OBESIDAD.
Si bien la clave para mantenerse en forma radica en realizar ejercicios
físicos, las estadísticas demuestran que los riesgos de tener problemas de
sobrepeso aumentan en un 21% para las personas que duermen demasiado por las
noches.
DOLORES DE ESPALDA.
Cuanto más se duerma más se expone a posiciones corporales que tensionen
los músculos y produzcan intensos dolores de cuello, espalda, etc.
DOLORES DE CABEZA.
Así como la falta de sueño puede llevar a problemas a nivel de conexión
neuronal, el exceso del mismo puede causar efectos adversos a nivel cerebral
que conlleven fuertes dolores de cabeza.
DEPRESIÓN.
Se calcula que aproximadamente el 15% de las personas que sufren
depresión tienden a dormir demasiado, lo cual empeora severamente esta
condición.
ENFERMEDADES
CARDÍACAS. Recientes estudios demuestran que las personas
que duermen más de 8 horas al día padecen más dolores en el pecho y tienen más
posibilidades de sufrir un ataque al corazón.
ALZHEIMER PREMATURO.
Cuando se duerme demasiado el cerebro está más propenso a envejecer
prematuramente causando enfermedades degenerativas como el Alzheimer.
MUERTE PREMATURA. Los riesgos de morir a una temprana edad aumentan considerablemente para
aquellas personas con régimen de sueño superior a las 8 o 9 horas diarias.
ALGUNOS DATOS CURIOSOS
SOBRE EL SUEÑO
La cama debe ser 20 centímetros más larga que
el cuerpo; y, si es para dos, la anchura ideal será 1,60 cm. Si te gusta dormir
sola, elige un colchón de 90 cm de ancho.
Dormir da sed. El cuerpo elimina toxinas
durante la noche a través de siete millones de poros. Como resultado, perdemos
medio litro de agua ¡mediante el sudor y la respiración!
El colchón perfecto es el que permite que el
cuerpo se hunda suavemente y, al mismo tiempo, se mantenga en su posición
horizontal natural; por lo tanto, no debe ser ni muy suave ni muy duro.
Mide tus hombros. Son el criterio para elegir
la almohada. Cuando vayas a comprarla, si duermes boca arriba pruébala tumbada,
pero de lado: el cuello ha de permanecer paralelo al colchón, no torcido.
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http://www.naturalinea.com/newsitem.asp?id=264
http://noticias.universia.net.co/en-portada/noticia/2012/10/03/972231/riesgos-dormir-demasiado.html
http://www.dormirbien.info/dormir-mucho-o-quedarse-dormido/
http://www.vitonica.com/wellness/es-bueno-dormir-demasiado
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