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domingo, 3 de mayo de 2020


ES TIEMPO DE ABRIR EL CORAZÓN
 !Es tiempo de crecer!



Puedes decir lo que quieras de mi. Tus opiniones sobre mi, no son mi asunto.  Todos tus juicios no son más que una confesión de qué o quién eres.  Tienes la libertad de pensar lo que quieras de mi. Puedes desearme la muerte, como ya lo han hecho, pero esta reacción sólo estaría hablando claramente de ti, no de mi. Yo elijo ejercer la libertad que aún me queda: la de expresar lo que es verdad para mi.  No espero que me creas, pero ojalá tu mente, y sobre todo tu corazón se abran lo suficiente para empezar a comprender lo que realmente pasa y cómo tú estás involucrado más de lo que quisieras o estarías dispuesto a aceptar.

Alguien protestó porque hice pública mi opinión sobre lo que llaman cuarentena, que para mi es arresto domiciliario, ya que la medida de confinamiento colectivo es -como todo desde el inicio de este simulacro orweliano, absurda, excesiva e innecesaria, dado que no hay evidencia contundente de que exista un virus, y atribuirle a un virus la enfermedad y muerte de personas, sin evidencia real y concreta, es pura superstición: “creo porque creo que es un virus, y punto”. En donde yo vivo, por ejemplo, sólo está permitido salir un día a la semana, y la multa por salir otro día es también excesiva.  Bajo esta medida están camufladas otras intenciones que nada tienen qué ver con la protección de la salud y la vida de las personas.  Al parecer, a la mayoría le resulta muy chocante la idea de que alguien se atreva a cuestionar las medidas extremas a las que estamos siendo sometidos últimamente.  Tendrían que revisarse a si mismos quienes se resisten a ver las múltiples facetas de un asunto que, a todas luces, está siendo utilizado para moldear una nueva realidad.  

Esta persona protestó bajo el argumento de que Ayurveda es sobre la prevención y le pareció un error que yo publicara mi opinión abiertamente.  Bien, a me parece insólito que, en este punto, y con toda la información que circula, todavía haya gente que considera que la prevención en salud se limita al plano del cuerpo y de lo personal, como si el cuerpo fuera un artefacto desconectado de su entorno, o un montón de sustancias y procesos físicos y/o químicos, que nada tienen qué ver con lo colectivo, con lo político, con lo social, con lo cultural, con lo emocional, con lo espiritual.

Me cuesta creer que pensemos aún que lo que pasa afuera nada tiene que ver con nosotros, que es algo que nos viene dado, o nos es impuesto, y sobre lo que es imposible opinar, actuar o decidir.  Hasta ese punto hemos renunciado a nuestra autodeterminación,y  nuestras libertades, y nos hemos conformado con la “comodidad” que brinda la ignorancia, el no saber, el no comprender, el no actuar, el no decidir o dejar que otros decidan. La prevención implica la toma de consciencia de todas las intrincaciones entre los procesos aparentemente externos y los internos, así como el asumir responsabilidad sobre esos procesos, sus causas y sus resultados. Sin responsabilidad no hay consciencia, y sin consciencia no hay prevención, ni sanación posible.  Quien no asume responsabilidad, es alguien que no crece: un niño, que depende de otros para lo básico y vital, alguien indefenso – una (potencial) víctima.

No puedes sanar si no sabes qué es lo que hay que sanar.  Necesitas tener claridad sobre los síntomas para poder encontrar la causa y el tratamiento adecuado.  Necesitas comprender que tu percepción de la realidad externa es sólo una proyección de tu realidad interna, y la comprensión y claridad que tengas de lo que pasa “afuera” refleja tu comprensión y claridad a cerca de ti mismo.  Tu percepción, comprensión y gestión de lo que “no funciona”/”está enfermo”/ afuera, muestra tu percepción, comprensión y gestión de lo que no funciona o está enfermo en ti; y viceversa.

La negación, como estrategia psicológica de escape, es sólo una cura temporal.  Tarde o temprano tendrás que mirar de frente el escenario, los personajes y la trama que los envuelve, en la película a la que llamas realidad (individual y colectiva). De otra manera, seguirás encontrándote con el gran muro de la resignación y el miedo, en el callejón sin salida de la inconsciencia.


Es increíble que haya que explicar esto tan sencillo, que es de puro sentido común: el confinamiento/distanciamiento social o, más exactamente arresto domiciliario que viene con el paquete de la plandemia es parte del juego psicológico de la ingeniería social que tiene por objetivo el control completo de la vida de las personas mediante la eliminación progresiva -y no siempre sutil, de su poder real y de su autodeterminación.

No lo hacen para proteger a nadie de un virus. Ellos –los que están al mando de este simulacro (plandemia), saben que no hay ningún virus acechando a nadie. También saben que el miedo más arcaico de cualquier ser vivo es el miedo a morir: manipulan a las personas por el lado de la salud  la vida, y tienen completo poder sobre ellos, completa sumisión y obediencia, por el sencillo hecho de que “las víctimas” –en su gran mayoría, no se educan y prefieren los entretenimientos que el sistema les ofrece, incluyendo la educación y la ciencia oficial, antes que buscar por sí mismos la verdad, y sobre todo, observar por si mismos, con el uso de su intuición, no de su mente ordinaria, que está manipulada, programada, condicionada en un 95%.

Y mientras los entretienen, con su consentimiento pleno, crean mayor dependencia al sistema -que los esclaviza y los manipula. Los que defienden el fraude de los virus y las medidas extremas son esclavos que aman sus cadenas, viven en una prisión sin barrotes, y por eso se creen libres. Los que defienden la cuarentiranía son como los adoctrinados dentro de una secta, y funcionan exactamente como una secta: pasaron de creer en un Dios bipolar, que no ven, y ahora tienen a otro dios al que le dicen virus; le temen con la misma o mayor intensidad, y asumen que está en todas partes, aunque no tienen pruebas.

Igual que con su versión infantil del dios con barba blanca y chanclas, en un cielo inexistente, este dios-virus es omnipotente, omnipresente y te castigará si te portas mal; es decir si no haces lo que los líderes de la secta dicen que es lo correcto y lo que “te salvará”. Sin ninguna evidencia de la existencia real de su dios-virus, los adoctrinados incluso exigen medidas más severas, con tal de salvarse de la furia imprevisible del bipolar, sin detenerse a pensar que, desde el principio, lo único visible y comprobable son las inconsistencias, las contradicciones, las mentiras y, sobre todo, la falta de evidencia real y científica, que justifique las medidas extremas que han impuesto -y que está prohibido cuestionar. Lo real y latente es la manipulación en nombre del bien mayor.

Por supuesto, están en negación de las consecuencias del fraude con el que colaboran desde su ignorancia y su victimismo. Como en una secta, el distanciamiento tiene –entre otros propósitos, mantener un estado de cosas en el que la masa actúa y se mueve desde la creencia de que los otros son peligrosos, lo externo es peligroso, y lo que ordenen los líderes de la secta es lo único que los llevará al cielo, a la salvación. Y lo que les dicen es que hay un enemigo mortal que está en todas partes, en cualquier parte, en el aire, en las superficies, y lo transmiten las otras personas, por eso hay que huir, desconfiar, no interactuar o interactuar lo mínimo posible. Hay que esconderse, aislarse, ponerse máscaras porque el aire es peligroso, sobre todo el de la calle, el aire que otros respiran; el de mi casa, no: Ese aire está perfecto y no tiene nada qué ver con el aire de los demás.

Somos seres sociales, el contacto físico y visual es parte del desarrollo normal y saludable de la vida de los seres humanos, en todos sus aspectos: físico, emocional, mental, espiritual. Una vez que restringen o prohiben el contacto, a través del miedo, y tú sencillamente lo aceptas sin el mínimo cuestionamiento, será muy sencillo permear, manipular y moldear el resto de tus hábitos y comportamientos, porque les has dado el consentimiento para modelar tu percepción. Tu percepción crea tus creencias. Tus creencias crean tu realidad.

Esto, sin hablar de las consecuencias nefastas de la privación de oxígeno por causa de las máscaras o tapabocas, lo cual, de por si, es tóxico y peligroso; la privación del sol que muchos se auto impusieron, como medida de protección absurda, o como consecuencia de la otra medida absurda –el confinamiento, con la consecuente deficiencia de vitamina D y los efectos en cadena de esta privación a nivel físico, hormonal, psicológico, químico y social. La mayoría de personas eligieron alejarse por completo de la naturaleza, lo cual es casi un suicidio, porque desconocen que ellos son parte de la naturaleza y no sólo turistas o huéspedes del planeta que los sostiene con vida. La casi completa desconexión de los elementales –que ya es parte de la vida de las masas desde hace tiempo, como consecuencia de la educación materialista y la ciencia positivista, garantiza la casi completa desconexión o desconocimiento de la esencia energética, eléctrica, sutil, espiritual del ser humano. Si te desconectas de la naturaleza, te desconectas de ti, de la Tierra, del principio fememnino, de la madre...de la vida!

La solución es muy sencilla – pero bien dicen que lo sencillo es lo más complicado.  Al final, es cuestión de elegir entre el miedo y el amor. Y para que el amor haga su magia hay que revisar y tener la valentía de renunciar a las creencias falsas sobre las que se ha fundamentado el mismo concepto de amor, para empezar.  Esto sólo es posible si estás dispuesto a observar (te) desde otra distancia, y a cuestionar (te): hacer las preguntas correctas y estar dispuesto a ver las cosas como son, no como has creído que son.

Otros tienen el control porque lo consientes.  Su alimento es el miedo.  Detrás del miedo está el odio, la separación, la división, la competencia, el victimismo, la ira, la resignación, etc.

Abre tu corazón y todos los velos caerán, despertarás del sueño al que llamas realidad.

Abre tu corazón y descubrirás tu verdadero poder, el poder de la energía fundamental: el Amor.

Abre tu corazón y recuperarás tu brújula original: tu intuición, tu verdadera guía, tu única guía hacia la coherencia, hacia la libertad.

Abre tu corazón y recuperarás la memoria: no estamos separados, todo y todos estamos conectados, y lo único real es la unidad, nuestro origen.


Abre tu corazón y recordarás que eres Dios: dejarás de buscarlo desesperadamente afuera. Abre tu corazón y serás consciente de que eres una expresión de Dios -la Gran Consciencia. Las limitaciones no existen para la Gran Consciencia. 










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