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sábado, 23 de noviembre de 2019


EL MIEDO
(nivel de calibración 100)

“TRASCENDIENDO LOS NIVELES DE CONCIENCIA. LA ESCALERA HACIA LA ILUMINACIÓN”




En el nivel 100, más energía de la vida está disponible. El miedo a lo peligroso corre por gran parte del mundo estimulando una actividad sin fin. El miedo a los enemigos, la vejez o la muerte, y el rechazo, junto con una multitud de miedos sociales, es un motivador básico en la vida de la mayoría de la gente.  Desde el punto de vista de este nivel, el mundo parece peligroso, lleno de trampas y amenazas. El miedo es la herramienta preferida de control de las agencias opresivas totalitarias. La proliferación de temores es tan ilimitada como la imaginación humana. Una vez que te centras en el miedo, los infinitos acontecimientos del mundo lo alimentan. El miedo se convierte en obsesivo y puede tomar cualquier forma, por ejemplo, el miedo a la pérdida de una relación conduce a los celos y un alto nivel crónico de estrés. El pensamiento temeroso puede inflarse hasta la paranoia o generar estructuras neuróticas defensivas, y ya que son contagiosas, pueden convertirse en la tendencia social dominante.  El miedo limita el crecimiento de la personalidad y conduce a la inhibición. Porque se necesita energía para superar el miedo, los oprimidos son incapaces de llegar a niveles mayores sin asistencia.

Así, los temerosos buscan líderes fuertes que aparenten haber conquistado su miedo para sacarlos de su esclavitud.  El miedo es una emoción, pero como estilo de vida dominante, es limitante. El miedo realista (por ejemplo, la precaución) sirve a la supervivencia en contraste con los temores irracionales, que indican problemas psicológicos intrapsíquicos. El miedo socialmente útil es aceptado y concomitante normal a toda vida humana. Su capacidad de penetración se expresa en casi todos los ámbitos de la vida, desde cerrar las puertas y encender alarmas a la salud y los hábitos alimentarios y toda la estructura financiera de la sociedad.

Además, es un enfoque recurrente de los medios de comunicación donde juegan un papel importante en los asuntos humanos, especialmente la supervivencia.   Desde el punto de vista evolutivo, el miedo surgió como requisito necesario de la supervivencia animal, que, en humanos, progreso a través de la capacidad de la cognición a expresiones que tienen significado, incluyendo expresiones como abstracciones. 

Mientras que la culpa, la vergüenza y el arrepentimiento representan el pasado, el miedo es una anticipación que se centra en el futuro.   Debido a que el mecanismo básico del miedo es de origen animal y un requisito previo para la supervivencia, está integrado en la propia estructura y la fisiología del cerebro humano. Todo ello puede desembocar en habilidades de adaptación, pero cuando está fuera de control, puede escalar al temor, el terror y el pánico paralizante.   Aunque el miedo añade salvaguardas que son tejidas en todos los aspectos de la vida cotidiana, sus fluctuaciones operativas se aceptan como normales.

El miedo como modo dominante de comportamiento es incómodo y un obstáculo que limita el contraste de la realidad, dando como resultado una disminución del nivel de conciencia.  Como nivel predominante de la conciencia a nivel de calibración 100, el miedo se convierte en una limitación y un estado de expectación habitual, vigente, subjetivo, que luego puede ser proyectado a casi cualquier aspecto de la vida. Esto da lugar a una hiper-activación de los mecanismos de supervivencia del cerebro, que se traduce en un mayor nivel de alerta del difuso “sistema activador reticular” que desencadena la liberación de hormonas estresantes expresadas en equilibrio entre la adrenalina / cortisona, junto con otros neurotransmisores. Los temores están relacionados con proteger las medidas de apoyo a la supervivencia. Los miedos poco realistas, sin embargo, pueden llegar a ser incapacitantes.  Desde el punto de vista evolutivo, se puede ver que la vida humana comienza con el niño ya experimentando miedo (siendo disminuido o perdido por la figura materna). El miedo sigue durante toda la vida y termina con el miedo a la propia muerte, junto con el miedo a lo desconocido. En la vida normal, el miedo es mitigado por innumerables maniobras defensivas y compensaciones que hacen la vida soportable e incluso agradable, sin embargo, acechando en las sombras están los miedos que son inexplicables, incluyendo los accidentes o sucesos catastróficos.  La literatura de investigación indica que la orientación religioso -espiritual con fe es capaz de reducir los niveles generales de miedo. La energía espiritual cambia la dominancia cerebral a un sistema de procesamiento más benigno por el cual las hormonas del estrés son sustituidas por las endorfinas y la elevación de la serotonina y otros neurotransmisores.



MIEDO PATOLÓGICO / CLÍNICO

Los grados clínicos del miedo se expresan como trastornos de ansiedad, incluidas fobias, trastornos de estrés postraumático, inhibiciones, o excesos en los mecanismos de compensación, como la retirada, la dependencia o adicción a sustancias. El uso generalizado de tranquilizantes y alcohol atestigua el problema de la ansiedad incómoda y excesiva, que también incluye factores genéticos y otros factores hereditarios tanto individuales como grupales. En respuesta a esta necesidad, una variedad de modalidades de tratamientos han surgido, incluyendo la deshabituación, la consulta individual y de grupo, y las diferentes psicoterapias, incluyendo el psicoanálisis. El miedo mórbido también subyace a otras dificultades psicológicas, como el trastorno obsesivo-compulsivo, la hipocondría y la histeria. 

 


TRASCENDIENDO EL MIEDO

La asimilación de los sentimientos negativos es similar a la de la recuperación de las otras actitudes negativas y estados. En este proceso, los miedos pueden surgir sin resistencia, y su energía emocional es entregada en la medida en que se presenta.

Una técnica sencilla se llamada “¿Y entonces qué?” En este proceso, comienzas con un miedo y luego te entregas a sus consecuencias, como si tal miedo pudiera en realidad ocurrir. Por ejemplo:

“Me temo que perderé mi trabajo.”  “¿Y entonces qué?”  “Entonces no tendré dinero.”

“¿Y entonces qué?”  “Y entonces nos desalojarán de la casa.”

“¿Y entonces qué?”  “Y entonces nos convertiremos en personas sin hogar.”

“¿Y entonces qué?”  “Y entonces no tendremos dinero para comida y podríamos morir de hambre.”

“¿Y entonces qué?”  “Y entonces enfermaremos y moriremos”, y así sucesivamente.


En la medida en que las consecuencias de cada miedo son entregadas (pueden ser múltiples), el tren de los miedos siempre termina y acaba con el temor a la muerte física en sí. Curiosamente, las experiencias “próximas a la muerte” eliminan todo temor de la muerte. Casi todos los temores sociales, psicológicos y físicos son inconscientemente sólo elaboraciones del miedo a la muerte, del que surgen todos. Puede llevar poco tiempo, o podría llevar horas, días o incluso más atravesar toda la lista de horrores. Finalmente, cuando la muerte es aceptada y entregada a Dios, el núcleo de los temores se desvanece. Esta entrega curativa final, obviamente, trae a colación la propia contextualización de la Divinidad, y la entrega de la vida física a Dios que entonces trae a colación la última pila de miedos, relacionados con el Destino –el miedo a un Dios punitivo, las representaciones antropomorfas y leyendas de la Divinidad. Es útil recordar que si Dios no fuera Todo misericordioso, nosotros probablemente ni siquiera estaríamos vivos hoy.  Incluso los sistemas de creencias primitivos de los dioses punitivos, celosos, vengativos y furiosos también proveen soluciones por las cuales la redención y la salvación pueden ser concedidas. Dentro de los reinos racionales y confrontables, estas incluyen la absolución por confesión, la penitencia, la aceptación de un Salvador, la institución de un importante cambio en el comportamiento, la oración, la súplica, y básicamente rendir la propia voluntad a Dios.


EL MIEDO Y LA RELIGIÓN

Los temores surgen con la consciencia de las consecuencias en el futuro por las transgresiones, errores y lapsus morales que pueden haber sido temporales o incluso a largo plazo. Existe el miedo al Juicio Divino, así como también miedo a las representaciones antropomórficas de un enojado o incluso vengativo Dios. La más primitiva visión de la Divinidad, lo más temible son las imágenes. Los miedos son asociados y mezclados con la culpa y la expectativa de los castigos o incluso el propio Infierno. Estos son incrementados por un sistema de creencias mitológicas que se vuelven culturales. 

A mayor nivel de conciencia, menor temor de Dios. Tradicionalmente, el hombre es representado ambiguamente como inocente a causa de la ignorancia (“porque no saben lo que hacen”), y también culpable en virtud del instinto animal del ego. La ignorancia es intrínseca a la estructura y las limitaciones de la dualidad ego / mente, que no está en condiciones por su limitado desarrollo evolutivo para discernir la apariencia de la esencia. Así, sin un Salvador, Avatar, o Gran Maestro, el ser humano en el mundo se encuentra en una seria desventaja. Incluso las mismas religiones tienden a estar en conflicto, con la excepción del principio del monoteísmo. Así, el ser humano está en conflicto, operativamente en riesgo, y acosado por las tentaciones tanto interiores como exteriores. 

Las religiones Judeo-Cristiana y el Islam ofrecen la resolución de la salvación y la redención, mientras que el Budismo y el Hinduismo la evolución espiritual del estrés desde las limitaciones del ego lineal a los mayores niveles no- lineales de identificación espiritual. Sin embargo contextualizado, las consecuencias del pecado / error / limitación / ignorancia son compensadas por la Divina Misericordia, el Amor y la Compasión. 

Desde la investigación de la conciencia, se ha vuelto confirmablemente claro que el destino de la propia alma es la consecuencia de las propias elecciones y decisiones en lugar del desquite de una deidad enfadada. La Justicia de Dios es pues perfecta, ya que también ofrece la perfecta libertad, así como la oportunidad para la evolución de la conciencia y la consciencia espiritual. (Lo anterior calibra a 945, por el contrario, las representaciones antropomórficas de Dios calibran a 75.) 



LAS DUALIDADES DEL MIEDO

El miedo es un mecanismo de supervivencia básico e intrínseco a la evolución del ego, desde las primeras formas primitivas de la vida animal. Existe el miedo realista a corto plazo que está en contraste con el miedo prevalente, dominante del nivel de conciencia. Los temores pueden tener inicio en la niñez temprana y proliferan a lo largo de la vida al no ser contrarrestados por una sensación general de seguridad. Sentir lo adecuado en respuesta a la vida requiere la superación de los miedos irracionales que emergen como resultado de numerosos posicionamientos del ego.    


ATRAE
REPELE
Pánico, sobre-reacción
Auto-control
Dramatizar
Estar calmado
Estar enfatizado
Estar inflado
Atento a ganar ayuda
Auto-suficiencia
Sobrevive
Confía en Dios
Controla
Entrega
Emocionaliza
Piensa con claridad
Exagera
minimiza
Imagina
Estado lógico
Proyecta hacia el futuro
Vive en el ahora
Prolifera
Contiene la imaginación
Ve enemigos
Ve seguridad
Resiste, se defiende, evita
acepta
Elabora, escala
Reduce percepciones
Alberga
Trabaja a través
Justifica
Visión realista
Proyecta la causa
Asume responsabilidad
Pasivo
Activo, hace el esfuerzo
La muerte
Ve la vida como eterna
Centrado en el cuerpo
Centrado en el espíritu
Ve la vida como física
Ve lo espiritual como realidad
Perder la juventud, el dinero, las posesiones
Ver el origen intrínseco de la felicidad
Perder el amor a los demás
Ver el Ser como origen
Depende de sí mismo
Confía en Dios, el Ser


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 Transcending the Levels of Consciousness. The stairway to Enlightenment” by David R. Hawkins, M.D., Ph.D.










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