EL MIEDO
(nivel de calibración
100)
“TRASCENDIENDO LOS NIVELES DE CONCIENCIA. LA
ESCALERA HACIA LA ILUMINACIÓN”
En el nivel 100, más energía de la vida está
disponible. El miedo a lo peligroso corre por gran parte del mundo estimulando
una actividad sin fin. El miedo a los enemigos, la vejez o la muerte, y el
rechazo, junto con una multitud de miedos sociales, es un motivador básico en la
vida de la mayoría de la gente. Desde el
punto de vista de este nivel, el mundo parece peligroso, lleno de trampas y
amenazas. El miedo es la herramienta preferida de control de las agencias
opresivas totalitarias. La proliferación de temores es tan ilimitada como la
imaginación humana. Una vez que te centras en el miedo, los infinitos
acontecimientos del mundo lo alimentan. El miedo se convierte en obsesivo y
puede tomar cualquier forma, por ejemplo, el miedo a la pérdida de una relación
conduce a los celos y un alto nivel crónico de estrés. El pensamiento temeroso
puede inflarse hasta la paranoia o generar estructuras neuróticas defensivas, y
ya que son contagiosas, pueden convertirse en la tendencia social
dominante. El miedo limita el
crecimiento de la personalidad y conduce a la inhibición. Porque se necesita
energía para superar el miedo, los oprimidos son incapaces de llegar a niveles
mayores sin asistencia.
Así, los temerosos buscan líderes fuertes que
aparenten haber conquistado su miedo para sacarlos de su esclavitud. El miedo es una emoción, pero como estilo de
vida dominante, es limitante. El miedo realista (por ejemplo, la precaución)
sirve a la supervivencia en contraste con los temores irracionales, que indican
problemas psicológicos intrapsíquicos. El miedo socialmente útil es aceptado y
concomitante normal a toda vida humana. Su capacidad de penetración se expresa
en casi todos los ámbitos de la vida, desde cerrar las puertas y encender
alarmas a la salud y los hábitos alimentarios y toda la estructura financiera
de la sociedad.
Además, es un enfoque recurrente de los medios
de comunicación donde juegan un papel importante en los asuntos humanos,
especialmente la supervivencia. Desde
el punto de vista evolutivo, el miedo surgió como requisito necesario de la
supervivencia animal, que, en humanos, progreso a través de la capacidad de la
cognición a expresiones que tienen significado, incluyendo expresiones como
abstracciones.
Mientras que la culpa, la vergüenza y el
arrepentimiento representan el pasado, el miedo es una anticipación que se
centra en el futuro. Debido a que el
mecanismo básico del miedo es de origen animal y un requisito previo para la
supervivencia, está integrado en la propia estructura y la fisiología del
cerebro humano. Todo ello puede desembocar en habilidades de adaptación, pero
cuando está fuera de control, puede escalar al temor, el terror y el pánico
paralizante. Aunque el miedo añade
salvaguardas que son tejidas en todos los aspectos de la vida cotidiana, sus
fluctuaciones operativas se aceptan como normales.
El miedo como modo dominante de comportamiento
es incómodo y un obstáculo que limita el contraste de la realidad, dando como
resultado una disminución del nivel de conciencia. Como nivel predominante de la conciencia a
nivel de calibración 100, el miedo se convierte en una limitación y un estado
de expectación habitual, vigente, subjetivo, que luego puede ser proyectado a
casi cualquier aspecto de la vida. Esto da lugar a una hiper-activación de los
mecanismos de supervivencia del cerebro, que se traduce en un mayor nivel de
alerta del difuso “sistema activador reticular” que desencadena la liberación
de hormonas estresantes expresadas en equilibrio entre la adrenalina /
cortisona, junto con otros neurotransmisores. Los temores están relacionados
con proteger las medidas de apoyo a la supervivencia. Los miedos poco
realistas, sin embargo, pueden llegar a ser incapacitantes. Desde el punto de vista evolutivo, se puede
ver que la vida humana comienza con el niño ya experimentando miedo (siendo
disminuido o perdido por la figura materna). El miedo sigue durante toda la
vida y termina con el miedo a la propia muerte, junto con el miedo a lo
desconocido. En la vida normal, el miedo es mitigado por innumerables maniobras
defensivas y compensaciones que hacen la vida soportable e incluso agradable,
sin embargo, acechando en las sombras están los miedos que son inexplicables,
incluyendo los accidentes o sucesos catastróficos. La literatura de investigación indica que la
orientación religioso -espiritual con fe es capaz de reducir los niveles
generales de miedo. La energía espiritual cambia la dominancia cerebral a un
sistema de procesamiento más benigno por el cual las hormonas del estrés son
sustituidas por las endorfinas y la elevación de la serotonina y otros
neurotransmisores.
MIEDO PATOLÓGICO /
CLÍNICO
Los grados clínicos del miedo se expresan como
trastornos de ansiedad, incluidas fobias, trastornos de estrés postraumático,
inhibiciones, o excesos en los mecanismos de compensación, como la retirada, la
dependencia o adicción a sustancias. El uso generalizado de tranquilizantes y
alcohol atestigua el problema de la ansiedad incómoda y excesiva, que también
incluye factores genéticos y otros factores hereditarios tanto individuales
como grupales. En respuesta a esta necesidad, una variedad de modalidades de
tratamientos han surgido, incluyendo la deshabituación, la consulta individual
y de grupo, y las diferentes psicoterapias, incluyendo el psicoanálisis. El
miedo mórbido también subyace a otras dificultades psicológicas, como el
trastorno obsesivo-compulsivo, la hipocondría y la histeria.
TRASCENDIENDO EL MIEDO
La asimilación de los sentimientos negativos es
similar a la de la recuperación de las otras actitudes negativas y estados. En
este proceso, los miedos pueden surgir sin resistencia, y su energía emocional
es entregada en la medida en que se presenta.
Una técnica sencilla se llamada “¿Y entonces
qué?” En este proceso, comienzas con un miedo y luego te entregas a sus
consecuencias, como si tal miedo pudiera en realidad ocurrir. Por ejemplo:
“Me temo que perderé mi trabajo.” “¿Y entonces qué?” “Entonces no tendré dinero.”
“¿Y entonces qué?” “Y entonces nos desalojarán de la casa.”
“¿Y entonces qué?” “Y entonces nos convertiremos en personas sin
hogar.”
“¿Y entonces qué?” “Y entonces no tendremos dinero para comida y
podríamos morir de hambre.”
“¿Y entonces qué?” “Y entonces enfermaremos y moriremos”, y así
sucesivamente.
En la medida en que las consecuencias de cada
miedo son entregadas (pueden ser múltiples), el tren de los miedos siempre
termina y acaba con el temor a la muerte física en sí. Curiosamente, las
experiencias “próximas a la muerte” eliminan todo temor de la muerte. Casi
todos los temores sociales, psicológicos y físicos son inconscientemente sólo
elaboraciones del miedo a la muerte, del que surgen todos. Puede llevar poco
tiempo, o podría llevar horas, días o incluso más atravesar toda la lista de
horrores. Finalmente, cuando la muerte es aceptada y entregada a Dios, el
núcleo de los temores se desvanece. Esta entrega curativa final, obviamente,
trae a colación la propia contextualización de la Divinidad, y la entrega de la
vida física a Dios que entonces trae a colación la última pila de miedos,
relacionados con el Destino –el miedo a un Dios punitivo, las representaciones
antropomorfas y leyendas de la Divinidad. Es útil recordar que si Dios no fuera
Todo misericordioso, nosotros probablemente ni siquiera estaríamos vivos
hoy. Incluso los sistemas de creencias
primitivos de los dioses punitivos, celosos, vengativos y furiosos también
proveen soluciones por las cuales la redención y la salvación pueden ser
concedidas. Dentro de los reinos racionales y confrontables, estas incluyen la
absolución por confesión, la penitencia, la aceptación de un Salvador, la
institución de un importante cambio en el comportamiento, la oración, la
súplica, y básicamente rendir la propia voluntad a Dios.
EL MIEDO Y LA RELIGIÓN
Los temores surgen con la consciencia de las
consecuencias en el futuro por las transgresiones, errores y lapsus morales que
pueden haber sido temporales o incluso a largo plazo. Existe el miedo al Juicio
Divino, así como también miedo a las representaciones antropomórficas de un
enojado o incluso vengativo Dios. La más primitiva visión de la Divinidad, lo
más temible son las imágenes. Los miedos son asociados y mezclados con la culpa
y la expectativa de los castigos o incluso el propio Infierno. Estos son
incrementados por un sistema de creencias mitológicas que se vuelven
culturales.
A mayor nivel de conciencia, menor temor de
Dios. Tradicionalmente, el hombre es representado ambiguamente como inocente a
causa de la ignorancia (“porque no saben lo que hacen”), y también culpable en
virtud del instinto animal del ego. La ignorancia es intrínseca a la estructura
y las limitaciones de la dualidad ego / mente, que no está en condiciones por
su limitado desarrollo evolutivo para discernir la apariencia de la esencia. Así,
sin un Salvador, Avatar, o Gran Maestro, el ser humano en el mundo se encuentra
en una seria desventaja. Incluso las mismas religiones tienden a estar en
conflicto, con la excepción del principio del monoteísmo. Así, el ser humano
está en conflicto, operativamente en riesgo, y acosado por las tentaciones
tanto interiores como exteriores.
Las religiones Judeo-Cristiana y el Islam
ofrecen la resolución de la salvación y la redención, mientras que el Budismo y
el Hinduismo la evolución espiritual del estrés desde las limitaciones del ego
lineal a los mayores niveles no- lineales de identificación espiritual. Sin
embargo contextualizado, las consecuencias del pecado / error / limitación /
ignorancia son compensadas por la Divina Misericordia, el Amor y la Compasión.
Desde la investigación de la conciencia, se ha
vuelto confirmablemente claro que el destino de la propia alma es la
consecuencia de las propias elecciones y decisiones en lugar del desquite de
una deidad enfadada. La Justicia de Dios es pues perfecta, ya que también
ofrece la perfecta libertad, así como la oportunidad para la evolución de la
conciencia y la consciencia espiritual. (Lo anterior calibra a 945, por el
contrario, las representaciones antropomórficas de Dios calibran a 75.)
LAS DUALIDADES DEL
MIEDO
El miedo es un mecanismo de supervivencia
básico e intrínseco a la evolución del ego, desde las primeras formas
primitivas de la vida animal. Existe el miedo realista a corto plazo que está
en contraste con el miedo prevalente, dominante del nivel de conciencia. Los
temores pueden tener inicio en la niñez temprana y proliferan a lo largo de la
vida al no ser contrarrestados por una sensación general de seguridad. Sentir
lo adecuado en respuesta a la vida requiere la superación de los miedos
irracionales que emergen como resultado de numerosos posicionamientos del
ego.
ATRAE
|
REPELE
|
Pánico, sobre-reacción
|
Auto-control
|
Dramatizar
|
Estar calmado
|
Estar enfatizado
|
Estar inflado
|
Atento a
ganar ayuda
|
Auto-suficiencia
|
Sobrevive
|
Confía en
Dios
|
Controla
|
Entrega
|
Emocionaliza
|
Piensa con
claridad
|
Exagera
|
minimiza
|
Imagina
|
Estado lógico
|
Proyecta hacia
el futuro
|
Vive en
el ahora
|
Prolifera
|
Contiene la
imaginación
|
Ve enemigos
|
Ve seguridad
|
Resiste,
se defiende, evita
|
acepta
|
Elabora,
escala
|
Reduce percepciones
|
Alberga
|
Trabaja a
través
|
Justifica
|
Visión realista
|
Proyecta la
causa
|
Asume responsabilidad
|
Pasivo
|
Activo,
hace el esfuerzo
|
La muerte
|
Ve la
vida como eterna
|
Centrado en
el cuerpo
|
Centrado en
el espíritu
|
Ve la
vida como física
|
Ve lo espiritual
como realidad
|
Perder la
juventud, el dinero, las posesiones
|
Ver el
origen intrínseco de la felicidad
|
Perder el
amor a los demás
|
Ver el
Ser como origen
|
Depende de
sí mismo
|
Confía en
Dios, el Ser
|
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“TRASCENDIENDO LOS NIVELES DE CONCIENCIA. LA ESCALERA HACIA LA ILUMINACIÓN”:
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